QUINTAS FIGUEROA, JOSÉ LUIS (17/04/1911 – 17/08/1976)
QUINTAS FIGUEROA, JOSÉ LUIS (17/04/1911 – 17/08/1976)
La biografía de José Luis Quintas Figueroa es la de una persona a la que la historia marca con un acontecimiento singular y lo envuelve para siempre, hasta el fin de sus días. Nacido en A Calzada de Vigo, en el barrio de Teis, el 17 de Abril de 1911(1) conocido como “El Quintas”, “Alfonso” y “Clemente Cabaleiro Covelo”
Hacía de fontanero y, a partir de mayo de 1928 empieza a trabajar como hojalatero en la factoría Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos SA (CAMPSA), allá por el final de la Dictadura de Primo de Rivera, e ingresa en la CNT y 1929 en el autónomo Sindicato de Petróleos
La organización confederal había podido desarrollarse en Galicia con tranquilidad durante los años 20, a pesar de la persecución a la que la había sometido la Dictadura en el resto de España. En Vigo residían José Villaverde, Manuel Montes y Dalmacio Bragado y en Marín los marineros contaban con la colaboración de Manuel Fandiño. Cuando se proclama la República la CNT contaba en Vigo con bastantes sindicatos, a pesar del predominio de la UGT en los sectores claves de la ciudad como eran los tranvías y parte del metal. En abril de 1931 fue nombrado secretario de los sindicatos confederales de Vigo y en agosto de 1931, a los pocos meses de celebrarse el Congreso del Conservatorio se reúne también en Madrid el Congreso de Obreros de la Industria del Petróleo(2) en el que Quintas representa al sindicato Vigués que contaba con unos 40 afiliados y que se acordó el ingreso de este sector en la CNT.
El año 1931 fue de intensa actividad en los medios libertarios vigueses. No sólo aumentaba la filiación sindical a la CNT, sino que se fundaron las Juventudes Libertarias que englobaba a los elementos más jóvenes de los sindicatos, organizándolos en grupos. En un principio, esta organización se vertebra en Vigo a través de un Comité Responsable que mantenía los contactos entre los grupos autónomos locales y con el Comité Peninsular(3). Quintas entró en las Juventudes en esas fechas y su carácter impetuoso lo situó como una figura influyente llegando a ser secretario en Vigo durante unos años, y en un grupo anarquista no adherido a la Federación Anarquista Ibérica (FAI). En las juventudes estaban Los libertarios más combativos y prometedores del momento como eran Arias, Collazo, La Torre, Fontán, Caridad, Román y Barros entre otros.
Durante los años republicanos desarrolló una intensa labor orgánica, asistiendo a plenos regionales -Santiago (1933) y Ourense (1935) -, reuniones y congresos del sector (Madrid, Valencia, etc.)
Como administrador de la Federación Local de Sindicatos Únicos de la CNT Vigo, fue detenido durante la huelga general revolucionaria de diciembre de 1933 y permaneció cerrado durante un mes y medio. Durante los hechos revolucionarios de octubre de 1934 también fue detenido y fue despedido de la CAMPSA, aunque en junio de 1936 fue readmitido consecuencia del triunfo del Frente Popular.
La FAI no se organizó en Vigo hasta 1934 con un grupo de libertarios todavía más reducido que el que formaban las Juventudes(4). Quintas no se encuadra en la FAI aunque si formaba parte de un grupo anarquista al margen. Cuando en 1936 se produce la propuesta parlamentaria de la izquierda socialista que pedía la prohibición de la Falange Española, Bragado publica un artículo haciéndose eco de la noticia en el que añadía que “a los fascistas hay que eliminarlos en sus covachas” Quintas interpreta literalmente el comentario y, al margen de las organizaciones libertarias locales, se pone organizar un ataque a la sede de Falange. Esta organización tenía su local en la calle General Riego (hoy Alfonso XIII) al lado mismo de la iglesia de Santiago de Vigo. El 6 de Febrero de 1936 se produjo el asalto con la participación de una docena de jóvenes libertarios. Se entabló un tiroteo con fuego abundante por ambas partes, resultando muerto el falangista Luis Collazo Docampo, varios fascistas heridos de gravedad y Quintas con un pulmón atravesado por una bala. La retirada de los libertarios se produce ordenadamente en diversas direcciones, pero la fatalidad se cruza en el camino del metalúrgico cenetista Robustiano Figueira Villar. Cuando estaba ya en la parte posterior de la iglesia, un policía ajeno a los acontecimientos -alarmado por la algarabía- lo abate a tiros, matándolo en el acto. Quintas, por su parte, es detenido y llevado al hospital municipal, consiguiendo huir de este.
Cuando se conocen los hechos, la organización quedó consternada, empezando por el propio Bragado que se dió cuenta de las consecuencias de su verbalismo fogoso. Toda su vida lamento haber escrito aquellas palabras. Quintas fue juzgado y condenado, pero obtiene la libertad poco después con la amnistía del Gobierno del Frente Popular.
Al estallar la sublevación militar participa en la resistencia libertaria local. El día 19 forma parte de la delegación de las Juventudes Libertarias que se entrevista con el socialista Enrique Heraclio Botana en el Ayuntamiento para proponerle medidas que asegurasen la lealtad de la Fuerza Pública, consistente en su movilización e integración con militantes revolucionarios de confianza, al tiempo que pedía la distribución de armas y se explicaba un plan para tomar el Cuartel de Infantería. La reacción de Botana fue echar mano del teléfono para llamar a la policía, pero no pudo hacerlo porque al momento asomaron las pistolas. Y los anarquistas las hubiesen usado. Al día siguiente la Guardia de Asalto fue neutralizada por los militares que simplemente detuvieron a su capitán. Los dirigentes de la República eran unos incompetentes sin visión y eso los llevó a la muerte, camino en el que arrastraron a muchos miles que no pudieron defenderse por culpa de sus indecisiones.
Organizó la respuesta armada en el barrio de O Calvario y al agotarse la resistencia en el Alto do Seixo tuvo que esconderse pues era una de las personas más buscadas.
Ee escondió en las montañas, donde formó uno de los primeros grupos guerrilleros que actuó en la zona de Pontevedra. El 5 de abril de 1937 su hermano Manuel Enrique fue asesinado por los fascistas en Xinzo de Limia. Vivió escondido en casa de Virginia González Pastoriza a Teis. 1939 se integró en el grupo de los hermanos José y Rogelio García Morales (Los Maletas), que agrupaban militantes anarquistas y comunistas hasta 1943 abandonando la guerrilla cuando ésta pasó a control del Partido Comunista de España (PCE) y bajo el nombre de Clemente Cabaleiro Covelo, pasó muchos años camuflado en Toural
Estuvo en una casa aislada que había en La Robleda. Aquel escondite no era bueno y la pareja que lo albergaba quería que se fuese. La organización se encargó de llevarlo a casa de Silveira, en una operación con dos taxis de compañeros, el primero conducido por “O Pemento” con Quintas en su interior y el segundo con algunos jóvenes “bien preparados”. Más tarde lo trasladaron a San Finx con la ayuda de Enrique Fernández. Pero Quintas era una persona muy independiente que no había aceptado las indicaciones que se le dieron de pasar a Francia y después de un tiempo, se fue a Santiago. Cambió su identidad por la de “Clemente Cabaleiro Covelo” haciéndose con la documentación de una persona fallecida y trabajo con el compañero Manuel Ceruelo Ares limpiando máquinas de escribir, entre otras, las de la propia Comisaría de Policía.
En la redada de Marzo del año 1947 contra la CNT, Ceruelo fue detenido y encarcelado, junto con casi toda la red clandestina confederal. Quintas tuvo que escapar y se estableció en Carballiño donde estuvo tranquilo unos años trabajando, entre otros oficios, como ayudante de un párroco y como vendedor ambulante de unos almacenes de comestibles que la obligaban a desplazarse por toda Galicia. Fue detenido el 16 de Febrero de 1950 por una delación, seguramente relacionada con un despecho amoroso. La noticia, comentada abundantemente por el “Faro de Vigo”,(5) nos lo describe ya como un personaje de leyenda, visitante asiduo del Cuartel de la Guardia Civil -a donde era llevado por delitos de estraperlo- y burlador consumado de la policía del que nadie podía sospechar fuese “uno de los anarquistas más audaces y peligrosos que, ya antes del Movimiento, actuaba en la región gallega”.
Fue juzgado el 28 de Octubre de 1950 en Vigo por el Tribunal de Guerra, por el homicidio del falangista Collazo, por lesiones, por tenencia ilícita de armas, y por rebelión armada, condenado a muerte, pero la pena le fue conmutada por la de 25 años de reclusión mayor. Nuevamente juzgado en la Audiencia de Pontevedra por los hechos de julio de 1936, a petición del fiscal Conde Pumpido fue condenado a 30 años de prisión. Purgó casi 23 años en Santoña, al Penal del Dueso a otros lugares. Entró en ella cuando regresaban a Vigo los centeistas detenidos en 1947. Pasarán todavía diez años antes de que el movimiento libertario vuelva a resurgir en Vigo apoyándose en la infraestructura latente de la organización de preguerra
Salió en libertad en 1973. Al poco tiempo fue a Toulouse (Occitania) donde se puso en contacto con la organización del exilio anarquista -en concreto con Víctor Francisco Cáceres que se había refugiado en Toulouse después de cumplir condena por los sucesos de 1962- y a su vuelta actúa como enlace con los núcleos confederales de Vigo. Se ganaba la vida vendiendo libros. Era ya al final de la Dictadura.
En los primeros momentos de la Transición, actuó en la reorganización de la CNT. Intervino en la reorganización del Comité Regional de Galicia de la CNT en Vigo, junto a Víctor Francisco Cáceres, Jaime Garrido Villa y Dalmacio Bragado Ruiz, participando en diversas reuniones significativas como la realizada en el monte de A Madroa, pero la muerte lo sorprende de forma inesperada resultado de una afección cardíaca, el 17 de Agosto de 1976 a los pocos días del también triste fallecimiento de Víctor Francisco, siendo enterrado en la parte civil del cementerio de Pereiró. Su ataúd salió de la vivienda en la que vivía junto con su hija y el marido de esta (un guardia de asalto) tapado con la bandera de la CNT, llevado a cuestas por varios militantes confederares.
Quintas fue un libertario usado como muchos de sus compañeros de generación, comprometido con unos ideales que interpretó desde la perspectiva del activismo. La terrible represión que desencadenó el Movimiento Nacional en Galicia, lo obligó a esconderse, aunque su arrojo lo mantuvo relativamente activo en la CNT de la clandestinidad. La vida que llevo en esos años, fiel a su fama de arriesgado, estuvo continuamente expuesta a la policía y bien podría dar lugar a unos cuantos romances.
Existen referencias -recogidos por Heine, Méndez Ferrín, Manuel Fernández y que también cita Pons Prades- que vinculan a Quintas con la guerrilla de la posguerra, pero sin datos precisos. Nosotros no hemos podido comprobar ni uno solo de esos datos y hemos interrogado a viejos militantes -activos en la organización hasta los años cincuenta- que niegan esa vinculación. Las secuelas de las heridas de su pulmón no lo capacitaban para ser guerrillero. La historia debemos aceptarla como es y dejar la leyenda -quizás hermosa- para la literatura, por mucho que de ella se hagan eco nacionalistas en busca de mitos gallegos(6). Pero eso no disminuyen nada en su figura, ni su entrega, que quedaron marcados por los acontecimientos del 36 y que tristemente purgo con larguísimos años de cárcel.
*Fotografia no Penal del Dueso.
Texto de Antón Briallos ampliado por D.Barros.